sábado, 8 de mayo de 2010

EL PALETA

En el presente escrito me referiré a tres anécdotas de Jorge Alessandri Rodríguez, político independiente y empresario de vasta trayectoria y enorme prestigio en el país e internacionalmente por su austeridad y honestidad a lo cual unió el innegable carisma de su apellido. Poseedor de una personalidad atrayente, apolítico e independiente pudo conquistar el sillón presidencial. Autoritario, egocéntrico, irritable y siempre tajante en sus opiniones y juicios, bien pudo proyectar la nueva imagen del gobernador que muchos chilenos de la época deseaban.
Reconocido por su habilidad y conocimiento ante las cuestiones financieras y económicas ganó el reconocimiento especialmente del sector independiente y del mundo empresarial.

1. NO TE CREO

Alessandri, se creía un buen conocedor de hombres, tuvo una amarga decepción en diciembre de 1961, cuando se vio obligado a devaluar el peso. Confío su secreto (porque debía mantenerse oculto hasta el momento del anuncio, para evitar especulaciones con el dólar) a su amigo de muchos años, Hugo Rosende.
Él lo pasaba diariamente a buscar a su departamento en la Plaza de Armas y se iban a caminando por Estado y Moneda hasta dejarlo en La Moneda. Después, Alessandri se enteró de grandes adquisiciones de dólares en empresas vinculadas a Rosende. Éste le juró su honestidad, pero al parecer el Presidente no le creyó. Nunca más se les volvió a ver juntos.

2. LOS ANTEOJOS

Ester Alessandri, casada con Arturo Matte una vez le preguntó a su hermano Jorge cuándo iba a cambiar de lentes. “No me dirás que un Presidente de la República no tiene dinero para ir a un oculista”. Don Jorge le replicó quejándose: “No andas muy lejos. Yo gano menos que un ministro” recodándole que su ministro el "Ruca" Vergara ganaba tres sueldos: como ministro de las carteras de Hacienda, Economía y Minería, lo que él no podía hacer. Su hermana le pidió hora, le pagó la consulta y mandó a confeccionarle nuevos lentes.

3. EL HOMBRE DE LA BUFANDA

No obstante su vinculación con los grupos económicos, nunca se supo que Jorge Alessandri distinguiera a algunos con favoritismos. Tampoco se conocieron casos de corrupción. En lo personal mantuvo su austeridad.
Su figura, con un sobretodo que casi le alcanzaba a los pies, con su rostro que apenas asomaba entre el sombrero y una larga bufanda era su característica ya que era propenso a los resfríos. Siguió viviendo en su departamento de calle Phillips. Nunca aceptó guardaespaldas, y las ocho cuadras que lo separaban de su hogar a La Moneda las recorría a pie.
Tampoco cambió su viejo auto, un Oldsmobile gris del año 1951, que manejaba su chofer, Julio Torres Ormeño, o él mismo. Lo ocupaba, por lo general, para ir a su chacra de Malloco los fines de semana o visitar la tumba de su madre, en el Cementerio General.

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